Mi primer día de colegio

Me acuerdo de la fría neblina con la que despertaba en mi ciudad Mérida.
Me acuerdo de los tres golpes que hacía mi padre contra la puerta de madera de mi habitación para despertarme.
Me acuerdo que mi primer día de clases de primer grado, desperté a las cinco de la mañana para ponerme el uniforme emocionada.
Me acuerdo de que mi hermana Carola a esa hora, ya estudiaba para un parcial de odontología e intentó que volviese a la cama sin éxito.
Me acuerdo de las arepas que me hacía Emilia y guardaba en mi lonchera.
Me acuerdo de ir un poco despeinada y con una coleta mal hecha ya que mi mamá no estaba para peinarme.
Me acuerdo del cepillo blanco con el que me peinaba, le faltaban algunas cerdas.
Me acuerdo de la maestra María, pequeña, morena, simpática, sonriente.
Me acuerdo que hablaba demasiado en clase, pero no por ello perdía la concentración de lo que la maestra estaba enseñando.
Me acuerdo de lo difícil que se me hacían las matemáticas y lo fácil que era para mí el castellano.
Me acuerdo del cereal choco krispis que teñía de marrón la leche, y me dejaban comerlo de premio.
Me acuerdo de las monjas que caminaban inspeccionando los pasillos del enorme edificio gris de concreto.
Me acuerdo que los lunes nos situaban a todas en el patio central porque era lunes cívico y debíamos cantar el himno nacional con la mano alzada en el aire.
Me acuerdo de la falda azul a la rodilla y las medias blancas altas, que sentía nos hacia ver tontas.
Me acuerdo de la hora del receso, donde jugábamos en el patio libremente.
Me acuerdo de la lonchera que rodaba por las escaleras pues tenía una “amiga” que me la quitaba e intentaba romperla para molestarme.
Me acuerdo de mis zapatos escolares negros marca Kiker’s que me parecían hermosos y cómodos.
Me acuerdo de la mesa individual y de la silla que dejaba mis pies colgados en el aire.
Me acuerdo de la mochila negra con un discreto Mickey que escapó de los ojos inspectores de las monjas.
Me acuerdo que la mochila siempre iba muy pesada, llena de cuadernos y libros.
Me acuerdo de mi papá alto y con algunas canas, esperándome a la salida del colegio para quitarme la mochila.
Me acuerdo de que a mis amigas les daba envidia que mi papá siempre se bajaba del auto y me esperaba de esa manera.
Me acuerdo decirle a mi papá que tenía novio porque me gustaba un chico. Recuerdo su cara pálida ante la incomprensible noticia dada por una niña de primer grado.
Me acuerdo de los panes rellenos que llevaba mi amiga Fabiana. Recuerdo que siempre quería darles un mordisco porque nunca me mandaban pan dulce de merienda.
Me acuerdo de los bancos fríos y ásperos en los que nos sentábamos a tomar la merienda, con nuestras nalgas expuestas por la falda.
Me acuerdo de la montaña que podía ver a través de la ventana.
Me acuerdo de intentar descifrar la cara del indio que las personas decían se podía observar en aquella montaña.
Me acuerdo de las carpetas apiladas en el escritorio de la maestra, desde donde buscaban nuestros nombres para pasar la asistencia y contestar con un eufórico: PRESENTE.
Me acuerdo del miedo que sentí al subir por primera vez las escaleras que conducían a la primaria.
Me acuerdo pensar que ya era una niña grande por llevar camisa blanca.
Me acuerdo del sello del colegio cuya inscripción decía: la presentación.
Recuerdo la virgen niña que relucía en el pasillo con una corona de flores, sus ojos parecían cerrados, se veía tierna, casi dormida.
Me acuerdo que el salón era el primer salón luego de subir las escaleras a mano izquierda.
Me acuerdo que habían dos secciones, “a” y “b”, fingíamos que una era mejor que la otra para competir.
Me acuerdo que en el patio del recreo jugábamos a “conservadores y liberales” porque había una novela en horario estelar sobre la independencia de Venezuela.
Me acuerdo que producto del juego hubo una pelea de verdad, nos separaron y nos prohibieron jugar eso.
Me acuerdo que me prohibían ver novelas.
Me acuerdo que las monjas me parecían frías y autoritarias.
Me acuerdo que veía por la verja del patio de recreo, una calle a lo lejos.
Me acuerdo que soñaba que podría escaparme por la verja y llegar caminando al otro lado, lo que implicaba para mí, atravesar una selva.
Me acuerdo de las leyendas que habían entorno al colegio, que habían sido construido sobre un cementerio.
Me acuerdo de la cancha de básquet, en la que nunca jugábamos básquet.
Me acuerdo de los nombres de algunas de mis amigas, María Verónica, María Elena, Fabiana, Jessica, Yasibit (que siempre explicaba que su nombre era Tibisay al revés), Jessica, María Andrea, Susy, Erika.
Me acuerdo llegar a casa y llegar con demasiada hambre porque salía más tarde que en pre escolar.
Me acuerdo que siempre almorzábamos y acompañábamos nuestra comida con arroz.
Me acuerdo que mi papá y mis hermanas siempre peleaban.
Me acuerdo que pensaba que yo era motivo de alegría.
Me acuerdo que me gustaba bailar y hacer reír.
Me acuerdo que me gustaba exponer y hablar.
Me acuerdo de la exposición acerca de la asociación de vecinos.
Me acuerdo que tenía buena memoria y podía apréndeme lo necesario sin problema.
Me acuerdo que me gustaban las muñecas y barbies.
Me acuerdo que tomé un lápiz de un pupitre y lo puse en el pupitre de otra niña, para ver que sucedía.
Me acuerdo que me reí cuando la niña buscaba el lápiz, y luego le recriminó a la otra tenerlo.
Me acuerdo que la secretaria de mi papá era quien forraba mis cuadernos con papel contac y los identificaba con mi nombre, escrito en máquina de escribir.
Me acuerdo el día que llegué sin medias porque no conseguí unas limpias en la gaveta, y desde la recepción del colegio llamaron a mi casa para que me llevaran unas.
Me acuerdo de mi hermana poniéndome las medias en el mueble de la recepción del colegio mientras me daba un sermón.
Me acuerdo de la cantina del colegio, donde había que hacer una fila desordenada, como de concierto, y en la que casi nunca compraba porque no me daban dinero para ello.
Me acuerdo de ver a las chicas grandes de bachillerato jugar pin pon, y querer ser como ellas.
Me acuerdo de la campana dorada que relucía muy cerca del patio central.